El domingo fue la comunión de mi sobrino Jesús.
Después de días de nervios por parte de los padres y hasta
de mi sobrino, llegó el gran día y todo salió a la perfección. Y es que después
de ver su cara ese día te das cuenta de que todo ha valido la pena. Cuando su
frase al final del día es “ha sido el mejor día de mi vida”, te llenas de
felicidad de saber que has formado parte de ese día y has sido testigo directo.
Ni siquiera su timidez le impidió demostrar su gratitud por tantos regalos,
abrazos y besos.
Y no dejaré de enorgullecerme de esta familia que tengo. No
se puede expresar con palabras lo feliz que me hace el que parezca que estemos
deseando una fiesta de esta magnitud para reunirnos todos y demostrarnos el
cariño que nos tenemos. Además me encanta ver que las nuevas incorporaciones
han cuajado tanto que parece que llevan toda la vida conmigo.
Mi niño, muchas felicidades y me alegro mucho de que
disfrutases tanto ese día.
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