No todos estamos contentos con nuestro trabajo. Y no depende
tanto del tipo de trabajo o la dureza del mismo. Depende de muchas cosas, y
entre esas cosas está el tipo de persona que eres. Cuando tu trabajo es el de
cuidar a personas mayores “abandonadas” en una residencia, tienes que valer
para eso, pues no todo el mundo tiene la fuerza mental para un trabajo tan
duro. Cambiar pañales, darles de comer, atenderlos, soportar sus manías y malos
momentos, aguantar sus rechazos o los de las familias, reponerte de que hoy no se acuerden de ti o de cuando se va
esa personita a la que has cogido cariño… es muy duro. Y sólo una persona con
un enorme corazón es capaz de demostrarlo.
Hoy esta entrada va dedicada a todas estas personas que, no
sólo son capaces de aguantar con este trabajo, sino que además se desviven por
ellos, siempre tienen buena cara y hacen fiestas cada dos por tres para
tenerlos contentos, ya sea una fiesta de disfraces o una feria de abril. Son
personas especiales, de las que nacen una entre un millón y las que, por ser
como son, tienen ganado el reconocimiento de todo el mundo y, por supuesto,
TODO MI RESPETO.
Y por supuesto esta entrada va por ti, hermanita, que eres
una de esas personas con el don de hacer feliz a la gente que te rodea, que mejoras
el alma de todos sin pedir nada a cambio y sin darte cuenta de lo que puedes
llegar a conseguir.
Y es que eres muy grande mi niña, pero que muy grande.
No hay comentarios:
Publicar un comentario