lunes, 29 de junio de 2015

Sólo tú



Después de tres meses y medio sigo haciendo balance, y sigue siendo muy positivo. 
Y es que eres increíble. Has entrado pisando fuerte no sólo en mí, sino en todos los que te han conocido. Te haces querer en cuanto te conocen. No pasas desapercibida para nadie. Eres cariñosa, amable, simpática, juguetona, risueña, agradable, marchosa… Si bien gustas a primera vista, en las distancias cortas enamoras. Has conseguido que en este corto período de tiempo ya se te quiera, y no por con quien estás sino por quien eres. Te empecé a querer desde el primer “café”, y cada día que pasa te quiero más. Cada día que pasa te haces más indispensable para mí. Ya me has atrapado tanto en tu red que ni puedo ni quiero escapar de ella.

TE QUIERO


La familia



Ayer fue la comunión de mi sobrino. ¡Muchísimas felicidades Iker!

Siempre disfruta uno de las fiestas, pero estas fiestas son especiales. Poder reunir a toda la familia hace que sea un día especial. Y es que tengo una familia impresionante. Que lleguemos a ser tanta gente y que todo el mundo se lo pase tan bien y que no haya ningún problema es fantástico. Si además sumamos el calor y una piscina, pues os podéis imaginar. Cuando te rodeas de calor, agua, comida, bebida y gente maravillosa, sólo puede salir un día inolvidable. La única pena es que se acabe el día.

¡Me encanta mi familia!




miércoles, 24 de junio de 2015

Si volviera a nacer


Siempre se dice eso de que si volviera a nacer mi vida sería muy diferente, que no volvería a cometer los errores cometidos. 
Yo no pienso así. Yo no cambiaría nada. 
Volvería a disfrutar los grandes momentos que he vivido, volvería a aprender de los errores cometidos. 
Si volviera a nacer volvería a tener a estos dos hijos maravillosos que tengo. 
Volvería a disfrutar de las amistades que se han cruzado en mi camino. 
Volvería a tratar a la gente igual. 
Volvería a querer a mi familia como la quiero, porque si ahora me quieren tanto debe ser porque no lo he hecho nada mal.
Si volviera a nacer volvería a cometer los mismos errores, pues ellos me han llevado hasta ti.
Te buscaría en todas las vidas que volviera a tener.


lunes, 22 de junio de 2015

Porque...


Porque lo sigues logrando.
Porque sigues consiguiendo que cada fin de semana que pasa sea mejor que el anterior.
Porque me encantas cada día más.
Porque te voy conociendo cada día un poco más.
Porque me encantan tus sorpresas.
Porque sabes que siempre te haré un sitio a mi lado.
Porque me encantan tus desvelos.
Porque disfruto tus siestas.
Porque te admiro por cómo eres.
Porque me encantan tus detalles.
Porque consigues hacerme sentir lo que siento.
Porque me encanta tu amistad.
Porque crece nuestra complicidad.
Porque no me resisto a tu mirada.
Porque disfruto verte disfrutar.
Porque tus locuras superan a las mías.


Por todo esto y por lo que me callo… TE QUIERO

lunes, 15 de junio de 2015

3 meses y sigues a mi lado



Tres meses, tan sólo tres meses. 
Me es imposible elegir el mejor momento de estos tres meses porque todos los días han sido especiales. Da igual lo que hagamos, dónde o con quién estemos, o a dónde vayamos, pues tú haces especial cualquier momento o lugar.
¿Que qué es lo que más me gusta de ti? ¡TODO! Tu sonrisa, tu caminar, tu dormir, tu mirada, tus abrazos, tus palabras, tus besos, tu… todo. Eres increíble como persona, como amiga, como madre, como hermana, como hija, como mujer.
¿Y qué es lo que menos me gusta de ti? Aunque tuvieras defectos, que supongo que algún día encontraré alguno, te quiero tal cual, con tus extraordinarias virtudes y tus aún desconocidos defectos, no te cambiaría nada.
Tan sólo quiero volver a darte las gracias por cruzarte en mi camino. Que aunque la gente piense que ya somos empalagosos (si es que lo piensan), ni escribo ni digo todo lo que siento. Que, le duela a quien le duela, lo nuestro es tan grande y tiene unos cimientos tan fuertes que no hay terremoto que lo derrumbe. Que tenerte a mi lado es maravilloso. Que el hecho de que me quieras es increíble. Que lo que me das es inmenso y no sé si te lo podré devolver en igual cantidad. Que seguro voy de cabeza al infierno porque hago míos los siete pecados capitales: Soberbia, porque nadie es más feliz que yo. Avaricia, porque te quiero toda para mí. Envidia, porque envidio hasta al viento que te acaricia. Ira, porque me enfada cuando te hacen daño. Gula, porque tengo un apetito insaciable de ti. Pereza, porque no haría otra cosa que estar contigo. Lujuria: prefiero no comentar. Aunque, como ya sabes, tengo enchufe en el infierno por conocer al dueño.

Te quiero Mari.



jueves, 11 de junio de 2015

Mi vida, mi Sara



Como cada mañana, Miguel se levantó temprano con los primeros sonidos de su móvil que usaba también como despertador. Entró en el baño, se afeitó y se duchó antes de desayunar su ansioso café con leche, al que acompañaba con unas tostadas de pan de molde y mantequilla. Se puso su uniforme y se dirigió al trabajo. Trabajaba en una pequeña frutería que había en el barrio, a dos manzanas de su casa, donde se vendía ya de todo. Era la típica tienda donde las señoras del barrio pasaban las horas solucionando el mundo y criticando a sus vecinas más que comprando, acompañadas por supuesto por Paquita, su jefa. Paquita era una mujer mayor, ya canosa, pero con una energía increíble. Había trabajado en esa frutería toda su vida, desde que su padre la abrió cuando ella era una niña, así que conocía a todo el mundo en el barrio.

Aunque Miguel era un hombre tranquilo, llevaba unos días nervioso. El motivo de su nerviosismo era una chica que entró hacía una semana en la tienda a comprar una barra de pan. No sabía que le había pasado, pero cuando vio esos increíbles ojos le empezaron a sudar las manos y tuvo la sensación de volver a tener dos años por lo patoso que estuvo mientras ella estuvo delante. A partir de ese día, ella pasaba por delante de la tienda sobre las nueve menos cuarto, y Miguel paraba cualquier cosa que estuviera haciendo para poder verla pasar. Era el mejor momento de la jornada laboral. No podía quitársela de la cabeza, y soñaba con que entrara otra vez a comprar algo para poder hablar con ella.

Pero ese día, ella no pasó. A Miguel se le pasaron por la cabeza todo tipo de motivos por el cual ella no había pasado esa mañana, desde que se había dormido hasta que le había pasado algo malo. No sabía dónde vivía ni cómo localizarla. De pronto recordó que su jefa conocía a todo el mundo, así que le preguntó si conocía a la chica misteriosa. No sabía cómo lo hacía, pero Paquita ya sabía muchas cosas de ella, aunque sólo llevara en el barrio una semana. Le contó que se llamaba Sara, que se había venido a vivir a dos entradas de la tienda, sola. Que acababa de salir de una relación tortuosa con un novio del que se había enterado que tenía más “amigas” de lo normal. Sara había encontrado trabajo a diez minutos de su casa, en la recepción de una tienda de informática.

Mientras Paquita le contaba lo que sabía de Sara pasó una ambulancia, cosa a lo que no habría prestado atención de no ser porque se paró cerca de la tienda. No pudo evitar pensar que ella era el motivo, así que salió de la tienda y fue a ver qué había pasado, deseando equivocarse en sus malos pensamientos. Pero no fue así. Casi se le para el corazón cuando la vio tumbada en la camilla con los enfermeros corriendo de una manera que nada bueno presagiaba. Después de ver partir a la ambulancia a toda prisa, se dirigió de nuevo a su trabajo. Durante el resto de la mañana no se pudo quitar de la cabeza a Sara, y por la tarde ya no aguantó más y le pidió a Paquita que le diera libre, que necesitaba saber qué había pasado. Por supuesto, Paquita ya había notado lo que sentía Miguel y no puso ninguna pega.

En urgencias trabajaba Toni, un amigo suyo al que conocía desde el colegio. Gracias a esa amistad, pudo saber que el corazón de Sara no había aguantado más y estaba en estado crítico. Si no conseguían un donante urgentemente no duraría mucho. Miguel no lo dudó ni un segundo y se ofreció voluntario para ser ese donante pero, por supuesto, fue algo que no podían aceptar.
Esa noche, a las nueve y cinco,  recibió la policía una llamada alertando sobre un accidente en un piso a dos manzanas de la frutería. Cuando se presentaron en el domicilio junto con la ambulancia se encontraron a Miguel en la bañera, cubierto de agua y quince bolsas de hielo y una nota pegada en el espejo, en la cual se podía leer:

“Para ti, Sara. Porque solamente haber hablado contigo una vez me ha bastado para darme cuenta que no quiero una vida sin ti, que mi mundo no tiene sentido si no te puedo volver a ver. No te regalo mi corazón, pues desde ese día ya era tuyo, ya te pertenecía sólo a ti. No puedo imaginar mejor manera de ser feliz que formar parte de ti.”

Lo que Miguel no sabía era que Sara se despidió a las siete de la tarde, sin saber que el amor de un desconocido iba a devolverle las ganas de vivir.




lunes, 8 de junio de 2015

Bajando de las nubes


Hoy estaba dispuesto a escribir sobre el increíble fin de semana que he pasado, de un primer día de playa en familia donde todos nos lo hemos pasado genial, pero a veces las cosas no son lo que parece. Uno intenta hacer las cosas bien, estar feliz con lo que hace intentando no disgustar a nadie. Uno hace planes pensando en los demás, creyendo que así todo el mundo estará contento. Y acaba un fin de semana con la sensación de que todo ha ido perfecto, que se ha conseguido la meta buscada. Uno se va con cara de felicidad a la cama porque todo el mundo que te ha rodeado está feliz. Pues no, al parecer nunca es suficiente lo que uno hace.
No hay nada que me destroce más que hacer daño a las personas que más quiero en este mundo, aún sin querer y lo que es peor aún… sin darme cuenta.
Hoy ha sido superior a mí. Hoy he vuelto a sentirme sucio, despreciable, mala persona.
Tal vez sea verdad que el problema soy yo. Tal vez sea verdad que soy una persona egoísta, cruel, y malo en muchos aspectos. Tal vez sea yo el que consigue hundir la vida de los que me rodean. Tal vez sea verdad que por dentro soy un ogro. Tal vez tenga engañada a la gente y ni siquiera me esté dando cuenta de ello.
A veces estás flotando tan alto que si alguien viene y te pincha el globo, el batacazo es doloroso, muy doloroso.

La verdad es que uno no sabe ya qué pensar. Ver que sin darte cuenta has hecho daño a lo que más quieres… duele. Como duele el que no consiga dar la suficiente confianza como para que te cuenten sus problemas o sus miedos. Y duele ver que lo que uno ha hecho con el corazón y con la intención de agradar intentando recuperar un tiempo perdido, no sirva o no sea suficiente.


martes, 2 de junio de 2015

Tercer aniversario



No me había dado cuenta, pero el 30 de Mayo este blog, mi blog, vuestro blog, cumplió tres años. Un blog que empezó con la idea de colgar unos cuantos dibujos míos y que, con el tiempo, se ha convertido en la parte visible de mi corazón. Un sitio donde expreso muchos de mis sentimientos. Ha ido creciendo mucho, de dos entradas en 2012 y 2013, pasé a 14 en 2014, y ya voy por 33 con esta en este año.

Sólo quiero daros las gracias a todos los que me leéis. La verdad es que me encanta compartir mis cosas con vosotros y espero que os sigan gustando mis publicaciones.



lunes, 1 de junio de 2015

Normalita




Porque tus besos son normalitos.
Porque tus miradas son normalitas.
Porque tus roces son normalitos.
Porque tus caricias son normalitas.
Porque tus gestos son normalitos.
Porque tus palabras son normalitas.
Porque tus sueños son normalitos.
Porque tus conversaciones son normalitas.
Porque tus pensamientos son normalitos.
Porque tus proposiciones son normalitas.
Porque tus mensajes son normalitos.
Porque tus buenas noches son normalitas.
Porque tus buenos días son normalitos.
Porque las noches contigo son normalitas.
Porque los paseos contigo son normalitos.
Porque las siestas contigo son normalitas.
Porque los helados contigo son normalitos.
Porque las terrazas contigo son normalitas.
Porque los ratos de sofá contigo son normalitos.
Porque las comidas contigo saben normalitas.


Por todo eso y mucho más, yo contigo no me siento nada normalito.