En el colegio, tener un apellido llamativo o con mala rima,
puede ser bastante traumático durante los primeros meses de clase.
O que el matón del cole te haga la vida imposible, lo que
hoy llaman bullying, también puede ser muy traumático e incluso dejar secuelas.
Pero que te hagan sentir como el responsable de un suicidio
es algo que sale de mi lógica. Que momentos antes de pegarte un tiro le envíes
una foto de la escopeta y una frase de despedida a la chica que te gusta, no
tiene perdón. Una niña de dieciséis años no deja de ser eso, una niña que aún
se está formando, aprendiendo lo que es la vida y creándose como persona, y
recibir un palo así es cruel, muy cruel. Si una persona no está de acuerdo con
la vida que le ha tocado vivir y decide abandonarla, que lo haga, con o sin
explicaciones, pero que no haga partícipe a nadie, y mucho menos casi
responsable. Todos sabemos que ella ha sido la excusa y no el motivo, puesto
que el que se quiere ir, se va a ir buscando cualquier excusa. Pero los ratos
de dolor, de insomnio, de llantos, de ayuno que está pasando una niña por culpa
de un imbécil, no se pueden explicar. Cualquier tipo de consuelo es en vano.
Y no quiero parecer frio con el tema del suicidio de un niño,
al revés. Me parece muy triste que una persona que está empezando a vivir y al
que le quedan muchísimos sueños por cumplir, pueda estar tan desesperado que
llegue a proponerse quitarse la vida. Y no digamos sus padres. La cantidad de
preguntas que deben tener sólo es superado por el sentimiento de dolor y
culpabilidad que deben sentir y sentirán ya para siempre.
Si lees esto, sólo quiero que sepas que estoy aquí para lo
que necesites, que hablar siempre es bueno, que no sólo estoy para las risas,
que conmigo también puedes llorar y desahogarte.
Y sobre todo, que eres más fuerte de lo que tú te crees, y
que esta experiencia no te hará sino más fuerte. Apóyate en tu familia y en tus
amigas, y ya verás que este mal trago pasará mejor y más rápido.