A veces te ilusionas por algo con tantas ganas que no se te
va de la cabeza. Incluso inconscientemente contagias esa ilusión a los que te
rodean. Hablas de ello sin querer, sin darte cuenta. Haces planes como si ya lo
tuvieras, soñando con lo que harás o dejarás de hacer. Y te dices que no te
ilusiones aún, que todavía es pronto y puede no salir bien, pero nada, no hay
manera. Y es que ilusionarse es normal, todos nos ilusionamos por cosas.
Lo malo viene cuando eso que ilusionabas con tantas ganas se
desvanece… y te da el bajón. Es como si
le quitan un caramelo de la boca a un niño. Te entristeces tanto que empiezas a
llorar, te culpas por haberte hecho tantas ilusiones después de haberte
repetido miles de veces que no lo hicieras, te sientes fatal por haber contagiado
esas ilusiones provocando esa pena ahora en los demás. Pero todo pasa y, con el
tiempo te das cuenta de que era lo mejor que podía pasar.
Y es que todo pasa por algo. Si no has tenido lo que te
ilusionaba es porque no era para ti, o porque vendrá algo mejor que ni siquiera
ahora te imaginas.
Lo importante es pasar página cuanto antes, olvidar esa
desilusión y tirar pa’lante, y sí, volverte a ilusionar por otra cosa, que
además de ser lo normal, es sano, pues mientras tengas ilusión por algo te
sentirás un poco más feliz.
Recuerda siempre que lo mejor está por llegar.