Siempre es importante rodearse de buena gente. En parte, uno
es quien es por lo que has aprendido, te han enseñado o te han contagiado.
Yo
tengo la grandísima suerte de haber estado rodeado siempre de gente
maravillosa, unos buenos amigos y una familia increíble. Hay gente que entra en
tu vida un tiempo, otras entran para quedarse. De todas hay que aprender algo e
intentar quedarse con lo bueno.
Pero de pronto aparece alguien por casualidad,
dispuesta a quedarse para siempre, con ganas de enseñarte cosas nuevas. Alguien
que te hace sentir tan bien que se te olvidan los problemas. De la que estás
deseando aprenderlo todo. Alguien que te hace mejor persona, que te quiere tal
cual eres, que te apoya en todo momento, que te hace volver a tener los niveles
de autoestima por las nubes. Alguien que consigue hacerte creer que puedes con
todo. Alguien que lo da todo sin pedir nada. Alguien que no sólo tiene unos
ojos bonitos, sino que su mirada consigue transmitir un universo de sensaciones
donde quisieras estar perdido eternamente. Alguien que te da tanto que es
imposible devolvérselo. Alguien que hace poco ha entrado en mi mundo y ya forma
parte de él.
Alguien a quien atarías a tu cuerpo con cadenas de acero
para no dejarla escapar nunca.
Alguien a la que no quiero soltar nunca su mano.
Alguien que es la energía que me mueve.