Casi no me salen las palabras para describir esta sensación.
Ya no es sólo que me encante estar contigo, ni que me encante presumir de
mujer, ni que me encante verte feliz… Es mucho más.
Me quedo embobado observando cómo te haces querer enseguida,
cómo la gente te disfruta. Me lleno de felicidad cuando la gente se me acerca y
me dicen que me ven feliz, o que me tienen envidia (sana, claro), o que eres
increíble. Como amiga eres genial, como madre eres formidable, como pareja eres
la mejor y como mujer… no hay adjetivo que pueda describirte en toda tu
grandeza.
Debí ser muy bueno en otra vida, pues no entiendo este
regalo que me ha hecho la vida. Tú haces que se me olviden mis imperfecciones,
me haces mejor persona. Haces que quiera ser mejor para poder estar a tu
altura. Te has convertido en mi mejor amiga, en mi mejor confidente. Eres la
mejor parte de mí, la que consigue hacer que me pierda en tus recuerdos y la
que me ilumina cuando me viene la oscura noche.
Me tienes enganchado a tus miradas, a tus caricias, a tus
abrazos, a tus palabras, a tus sonrisas, a tus mimos, a tus búsquedas. Tan
enganchado que no hay ni habrá nada que consiga que pueda dejar de quererte
nunca.
Y es que no lo puedo disimular:
Me tienes loquito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario