miércoles, 18 de noviembre de 2015

La historia de Mía



Mía era una niña nacida en una muy humilde familia. Nunca se quejó por no tener juguetes o vestidos nuevos. Incluso se acostumbró a comer poco. Pero cada noche se convertía en la niña más afortunada del mundo, soñando con ser la reina de las modistas, viendo como sus ropas desfilaban en pasarelas de todo el mundo. 

Cada día, al salir del colegio, se paraba en el escaparate de la sastrería de Monsieur Pierre, donde intentaba absorber todo lo que entraba por sus ojos. Miraba detenidamente los vestidos y trajes expuestos, y se quedaba hipnotizada viendo como el sastre hacía los trajes y su costurera daba forma a los vestidos. El dueño de la sastrería, al verla cada día allí parada, la contrató para hacer recados, lo que ayudó a Mía a poder ver más de cerca el mundo de la costura y aprender mucho más. Con su primer pequeño sueldo compró agujas, hilos de todos los colores y algo de tela. Por las noches le hacía vestidos a la única muñeca que tenía, pensando que era la primera modelo que lucía sus inventos en la gran ciudad de París. 

Un día Mía no apareció por la sastrería y, ante el asombro de Monsieur Pierre de ver que no había venido, se fue en su busca. La niña estaba en cama con mucha fiebre, pero eso no fue lo que dejó de piedra al sastre, lo que le dejó sin palabras fue la colección de vestiditos que tenía colgados en un mueblecito que le había hecho su padre para tenerlos recogidos. Monsieur Pierre estaba asombrado al descubrir que esa niña tenía un don increíble para la costura. Ese día supo que su pequeña repartidora iba a ser una de las grandes en ese mundo. Cada día le enseñaba todo lo que sabía y se llenaba de orgullo viendo como en poco tiempo conseguía hacer trabajos tan increíbles que ni él los podía igualar. Cuando cumplió dieciséis años, le pidió permiso a sus padres para mandarla a París, donde una amiga suya iba a acogerla y terminar de pulir ese don. Por supuesto los padres no podían estar más felices de ver que su hija iba a tener un futuro lejos de la pobreza de su hogar y no dudaron ni un momento.

Hoy en día, Mía se ha convertido en la más codiciada modista de todo el mundo, vistiendo a grandes personalidades y triunfando en todos los desfiles de moda. Los que la conocen de cerca dicen que a veces va acompañada de un ayudante llamado Monsieur Pierre y de sus padres. 

Pero lo que siempre lleva encima es una vieja muñeca a la que usa de maniquí de sus próximos proyectos.




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