Sí, has leído bien, ocho meses.
Parece que fue ayer cuando nos tomamos ese “último café” y
al mismo tiempo parece que llevamos años juntos. Ni en mis mejores sueños
imaginé que alguien tan especial como tú se pudiera enamorar de mí. Y sí, es
verdad que no son los besos sino quien los da, no es el mensaje sino quien lo
envía, no es la canción sino a quien te recuerda. Pero me quedo con los
suspiros y los abrazos que demuestran algo que no se pueden explicar ni con
esos besos, ni con esos mensajes ni con esas canciones. Y es que a veces un
silencio o una mirada dicen más que unas palabras. Te hablo de un sentimiento
tan grande que será eterno, un sentimiento que ni en nuestros malos momentos
bajará de intensidad. A tu lado soy el caballero capaz de conquistar castillos,
batir ejércitos o derrotar imperios. Tú eres mi armadura a la que ninguna
flecha puede atravesar, y yo quiero ser tu escudo capaz de detener las llamas
de cualquier dragón enfurecido. Poco a poco estamos construyendo nuestra
fortaleza, a la que hemos dejado la puerta abierta para todo el que quiera ser
partícipe del amor que desprendemos, y cuya bandera no tiene una flor de lis,
sino seis, y ondea en la torre más alta.
Te quiero mi dama.
Te quiero mi niño, caballero galante, a veces tan tierno y a veces tan frágil, a veces tan poderoso y siempre tan dulce y tan amable, sensible y luchador por todo eso y mucho más TE QUIERO y por muchos meses , años y toda la vida😍
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