A unos 4 kilómetros de Binissalem se encuentra un pueblecito de unas 15 casas y 20 habitantes. Un pueblo que estaba en ruinas hasta que, a mediados de los años sesenta lo compró el alemán Klaus Graf.
Allí se encuentra un oratorio de 1737 dedicado a la Inmaculada Concepción, lo único que no pertenece a Klaus.
Hoy en día es uno de los pueblos con encanto donde se vuelve a cultivar la vid con unas 34 hectáreas y 148000 cepas. Un sitio fresco donde se respira una increíble tranquilidad.
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