Desde que nací me educaron para ser un explorador. Vivo
junto a mis hermanos y hermanas en una ciudad bajo tierra, pues en la
superficie hay una especie superior que nos quiere exterminar. Junto a otros
muchos exploradores salgo cada día a buscar alimentos para que la ciudad pueda
seguir adelante. Somos una raza de valientes porque, aún sabiendo el peligro
que nos rodea en cada salida, no lo dudamos ni un segundo. Mi madre, la reina,
está orgullosa de nosotros y nos da total libertad de horario y destino. Es
difícil mantener una ciudad con tantos individuos, por eso asigna un trabajo a
cada uno para mantener un estado de paz y producción continua. Somos pequeños,
pero tremendamente fuertes. Aún así muchos no regresan, son cruelmente
asesinados por esos seres extraños o devorados por animales de todo tipo del
exterior, por eso cada noche nos reunimos todos y la reina dice unas palabras
en su honor, recordándonos que esta es la vida que nos ha tocado vivir y
debemos llevarlo con orgullo y que sólo en el hormiguero podemos estar seguros
y no sobreviviríamos si no trajéramos
comida, aunque eso nos pueda costar la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario