jueves, 28 de abril de 2016

Operación bikini



Ya llega el verano. Los supermercados se quedan sin existencias de lechugas. Los gimnasios se llenan de gente intentando recuperar esa figura que empezó a perderse cuando acabó el verano pasado, pensando que en dos meses vamos a conseguir el cuerpo de la modelo que sale anunciando bañadores por la tele. Comienzan las búsquedas por internet de las dietas milagrosas y las pruebas de todo tipo de experimentos culinarios para poder introducirnos en esos diminutos bañadores y bikinis comprados una talla menos porque pensábamos que gracias a esas dietas conseguiremos introducirnos en él. Y este verano, como cada verano, podremos ver esos cuerpos sin complejos de los que se dieron por vencidos después de comprobar que las dietas no han funcionado, que eran muy duras para seguirlas a raja tabla o de los que no entienden cómo no han conseguido bajar esos kilitos de sobra con todo el tiempo (dos meses), que han estado sufriendo para conseguirlo. 

Al final se anula la operación bikini y pasamos a la “operación bañador y vamos a una playa lejana y solitaria donde nadie me conozca”.

Y es que sólo hay dos opciones:

Una es cuidarte como filosofía y comenzar la operación bikini en septiembre o en octubre.

La otra es aceptar tu cuerpo tal y como es, olvidando complejos y disfrutando del verano, que hacen más daño las críticas que te imaginas que las reales.

La mejor operación bikini es:

1º- Coge un bikini.

2º- Póntelo.

3º- Disfruta.






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