lunes, 29 de febrero de 2016

Ex carta


Ya todo acabó. En nuestro interior sabemos que acabó hace tiempo aunque no sé exactamente cuándo. Quizás fue el día en que nos faltamos el respeto por primera vez, o la primera noche que nos acostamos sin hablar de lo ocurrido. Lo que sé es que algo sucedió hace mucho tiempo y, por alguna razón que no comprendo, no nos quisimos dar cuenta. A partir de ese momento dejamos de vivir haciendo feliz al otro. Sólo nos dejábamos llevar por una inercia que nos llevaba cuesta abajo sin saberlo. Nos empezaron a molestar las cosas que antes nos enamoraron. Nuestros puntos en común fueron cambiando hasta ser totalmente opuestos. Mis blancos se convertían en grises mientras tus negros se hacían cada vez más oscuros. La búsqueda de nuestras miradas eran cada vez más esporádicas. La cama se convertía poco a poco en un simple colchón donde ni siquiera el sueño era reparador. Los paseos de la mano fueron desapareciendo. Incluso pasamos de intentar estar con más gente para no estar a solas a ya no tener ganas ni de salir. Fueron creciendo nuestros momentos de soledad aunque estuviéramos juntos en el sofá. Tus constantes críticas fueron directamente proporcionales a mis silencios, en un intento de no enfrentamiento que no servía para nada.  Perdón se convirtió en una palabra vacía usada demasiadas veces. Sin darnos cuenta nos fuimos distanciando poco a poco hasta llegar a un punto sin retorno del que intentamos volver en varias ocasiones, sin éxito. Aún así te sorprendiste cuando te dije que se acabó, que lo nuestro no tenía arreglo.

Siento mucho el daño que te hice, pero quiero que sepas que detrás de esa decisión se esconden noches sin dormir, cabezas a punto de estallar o tristezas absolutas; días de rabia por no haber podido mantener una familia o de enfado por haber herido a más de un corazón. Pero también quiero que sepas que fue una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida y de la que no me arrepiento.

Quiero que sepas que, a diferencia de ti, no te odio y no te guardo rencor. Que, a diferencia de ti y aunque no olvido los malos momentos, me quedaré siempre con los buenos. Que, a diferencia de ti, no cambiaría nada porque eso cambiaría quien soy y como estoy ahora. Que me gustaría poder tener una conversación normal contigo como las que teníamos al principio.


No se puede vivir con rencor. Hay que perdonar al que te hizo daño, pero lo más importante es perdonarse uno mismo. Vivir en paz, además de ser bueno para la salud, atrae cosas buenas.




No hay comentarios:

Publicar un comentario