No suelo escribir sobre estas cosas. Incluso hasta no hace
mucho me consideraba apolítico pues no creía en los políticos (aunque imagino
que debe haber alguno que se salve, claro). Pero es que cada vez me asombro
más.
Resumiendo un poco la historia a mi entender, que no
entiendo mucho de esto, parece que había un partido rojo y uno azul que son los
que se han ido turnando el poder y compitiendo a ver quién lo hacía peor.
Unos nos metieron en un proyecto llamado Europa donde todo
iba a ser la leche: fuera fronteras, moneda única (parece que no para todos),
un gobierno central que dirija a todos los países (que parece que está en
Alemania), un banco central que controle a los bancos de todos los países (a
todos menos a los nuestros)… Vamos, que nos tomaron el pelo a lo bestia además
de bajarnos los pantalones con los redondeos.
Luego llegaron otros que iban a cambiarlo todo a mejor y, de
repente, nos encontramos metidos en una guerra sin sentido a la que nadie nos
había llamado y alardeando de ello con unas fotos donde demostraban que los
poderosos se divierten mientras los demás lloran. Y encima nos seguían bajando
los pantalones.
Después, al parecer por culpa de unas mentiras a las que
están acostumbrados pero que esta vez no les salió bien, volvieron los de
antes. Creo que se encontraron con alguien explotando burbujas con unos
ladrillos, o algo así. Pero el talante no sirvió para nada y nuestros
pantalones nos los dejaron por los tobillos.
Debido a ese talante tan poco efectivo volvieron los de la
foto cambiando el bigote por la barba. Y más de lo mismo, las grandes promesas de
las campañas electorales se diluyeron y acabaron pagando el plato los de abajo,
y no sólo nos han terminado de quitar los pantalones sino que hasta más de uno
se ha quedado en pelotas.
De repente aparece un nuevo jugador, uno morado, con ideas
frescas nacidas de la gente de a pie y que inventa un insulto nuevo: casta. Al
parecer esto no ha gustado a los que ya estaban y, para parar esta marea
morada, surge un jugador naranja que, según dicen, es un naranja azulado.
Creo que tenemos lo que nos merecemos. Vivimos en un país donde
los políticos están rompiendo el saco por avaricia, donde las leyes dependen de
quién seas, donde las agresiones de parejas están de moda, donde los bancos
pueden hacer lo que quieran, donde la constitución sólo tiene escrito que es un
país indivisible y se ha borrado lo de la dignidad de las personas, donde se
puede dejar en la calle a familias sin ningún remordimiento, donde te puedes
morir en la sala de espera de urgencias de un hospital, donde los profesores
están más preocupados por la lengua en la que enseñan que de lo que deben
enseñar, donde los padres han cambiado la autoridad por la amistad, donde los
niños de hoy serán los analfabetos y jorobados del mañana, donde nacen genios que
se aprovechan en otros países, donde el periodismo puede decir o escribir lo
que quiera, donde se castiga más la verdad que la mentira, o donde cuando
alguien tiene ideas y ganas de hacer bien las cosas se les acusa de mentirosos,
perroflautas, terroristas y cosas por el
estilo.
Es triste ver que la gente no reacciona, que sólo arreglamos
las cosas delante de una cerveza, pero que cuando salimos del bar volvemos a
mirar hacia otro lado, a quejarnos pero sin hacer nada; y cuando lo intentamos
siempre nos encontramos con una buena hostia para devolvernos al sitio al que
pertenecemos.
Si no quisiera tanto a este país lo odiaría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario