Tres meses, tan sólo tres meses.
Me es imposible elegir el
mejor momento de estos tres meses porque todos los días han sido especiales. Da
igual lo que hagamos, dónde o con quién estemos, o a dónde vayamos, pues tú
haces especial cualquier momento o lugar.
¿Que qué es lo que más me gusta de ti? ¡TODO! Tu sonrisa, tu
caminar, tu dormir, tu mirada, tus abrazos, tus palabras, tus besos, tu… todo.
Eres increíble como persona, como amiga, como madre, como hermana, como hija, como
mujer.
¿Y qué es lo que menos me gusta de ti? Aunque tuvieras
defectos, que supongo que algún día encontraré alguno, te quiero tal cual, con
tus extraordinarias virtudes y tus aún desconocidos defectos, no te cambiaría
nada.
Tan sólo quiero volver a darte las gracias por cruzarte en
mi camino. Que aunque la gente piense que ya somos empalagosos (si es que lo
piensan), ni escribo ni digo todo lo que siento. Que, le duela a quien le
duela, lo nuestro es tan grande y tiene unos cimientos tan fuertes que no hay
terremoto que lo derrumbe. Que tenerte a mi lado es maravilloso. Que el hecho
de que me quieras es increíble. Que lo que me das es inmenso y no sé si te lo
podré devolver en igual cantidad. Que seguro voy de cabeza al infierno porque
hago míos los siete pecados capitales: Soberbia, porque nadie es más feliz que
yo. Avaricia, porque te quiero toda para mí. Envidia, porque envidio hasta al
viento que te acaricia. Ira, porque me enfada cuando te hacen daño. Gula,
porque tengo un apetito insaciable de ti. Pereza, porque no haría otra cosa que
estar contigo. Lujuria: prefiero no comentar. Aunque, como ya sabes, tengo
enchufe en el infierno por conocer al dueño.
Te quiero Mari.
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