Día de la madre
Qué se puede decir de una madre que no se haya dicho ya.
Seguramente todos piensan lo mismo: que mi madre es una
persona luchadora, amable, cariñosa; que lo da todo sin pedir nada a cambio;
que empezó a cuidarme desde mucho antes de nacer y lo sigue haciendo como si
aún fuera su bebé; que siempre está cuando se le necesita; que es la mejor
confidente, la mejor amiga; que siempre ha sabido levantarse tras los batacazos
de la vida; que nunca se hará mayor, pues su amor siempre será eterno; que da
igual el enfado que tenga, pues todo se arregla con unos mimitos; que, aunque a
otros se lo parezca, nunca ha hecho nada con mala intención; que intenta
ocultar sus sufrimientos poniendo siempre buena cara; que cuando te da un
abrazo se para el mundo; que en su diccionario no existe la palabra rencor,
pereza, egoísmo, envidia, un “no quiero” o un “ahora no puedo”; que le debo la
vida, y no solo porque me trajo a ella…
Que hoy yo no sería quien soy si no fuera por ella.
Pues mami, esto y más es lo que yo pienso de ti.
Y aunque lo sabes y no te lo digo las veces que te lo
mereces… TE QUIERO UN HUEVO.
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